Garcia Navalón

El proyecto de un Hotel con programa de SPA y restaurante ubicado en la Albufera valenciana busca encontrar una relación especial con el entorno, que se debe incorporar dentro de la estructura del propio edificio.

El tratamiento del entorno, claramente compartimentado en terrenos de cultivo poligonales, y que con el paso de las estaciones del año, adquiere distintos colores y texturas, es fuente de inspiración para conformar lo que ocurre en el interior de la parcela a ordenar.

Un juego sencillo de volúmenes prismáticos, con servicios y zonas comunes en planta baja, y programa de habitaciones en plantas primera y segunda es la solución a dicho puzle, consiguiendo así una relación muy íntima con el entorno inmediato a nivel 0, y la apertura de vistas largas en los niveles superiores.

La ordenación interior de la parcela se realiza mediante la geometrización de la estructura aparentemente caótica del entorno, apariciendo especies arbóreas diferentes, y perfectamente reticuladas, que imitan esa heterogeneidad de la huerta valenciana. 

Dichas retículas, de distinto tamaño y porte, rodean a cada volumen programático.

El SPA está situado a la izquierda y se desarrolla como un circuito de aguas, pasando por distintas piscinas y tratamientos, apoyado en torno a un patio ornamental de planta rectangular.

El restaurante, en el lado opuesto del hotel, organiza sus diferentes salones y espacios centrifugándolos, apoyados en muros que se proyectan al exterior para dar intimidad.

Entre éstos dos volúmenes se desarrolla de forma longitudinal todo el programa de usos comunes, recepciones y acceso, vestuarios, consignas, núcleos de comunicacion vertical, cuartos de limpieza y espacio de conferencias, comportándose como un pasillo by-pass con circulación a norte y a sur.

La galería de habitaciones se encuentra orientada a norte, mientras que los módulos residenciales dan a sur.

La materialidad del edificio es robusta, clara y neutra, tratando los paramentos verticales de manera homogénea.