Garcia Navalón

Las bases para el nuevo museo de esculturas de Leganés incluían, además del tratamiento del edificio existente, la creación de nuevas zonas de exposición y didácticas.

Toda la propuesta se basa en girar en torno al edificio preexistente, completando su situación volumétrica actual, e implementando nuevos servicios allí donde el edificio lo necesita.

Mediante la construcción de todo un brazo nuevo, paralelo al existente, se consigue cerrar el patio, dándole por fin una entidad cerrada y completa, convirtiéndolo en acceso natural del edificio.

El siguiente gesto, igualar volumétricamente el edificio, completando el actual edificio en su planta segunda, permite la disposición en dicho área de las exposiciones permanentes, creando un recorrido elevado con vistas al patio y a los jardines del paseo de Leganés.

El patio tiene una voluntad de espacio público, y, manteniendo la retícula vegetal existente, se le incorpora una segunda malla, aparentemente aleatoria y tupida, de columnas de sección mínima que soportan una cubierta monumental de forma aserrada y materializada en cobre, con aberturas de grandes dimensiones, bajo las que el patio se convierte en un espacio de exposición de esculturas de gran formato.